Una materia exquisita
Jorge Luis Borges, en su cuento Pierre Menard, autor del Quijote, adujo
que el método inicial que imaginó Menard para escribir el Quijote en el siglo
veinte (conocer bien el español, recuperar la fe católica, guerrear contra los
moros o los turcos, olvidar la historia de Europa entre los años de 1602 y 1918,
ser Miguel de Cervantes) fue desechado
por sencillo: llegar al Quijote siendo
Cervantes era mucho más fácil que alcanzarlo siendo Menard. Quizá por un (inconsciente)
razonamiento similar es que, de una vez por todas, nos propusimos hacer una
revista en Varela.
PECES DE CIUDAD nace a contramano
del sistema. En medio de la crisis del papel, de la avalancha de publicaciones
digitales, de la instantaneidad de la información, de la desaparición de medios
gráficos. En un lugar donde no existe un mercado editorial fuerte que permita
la competencia. Ni siquiera en una ciudad con antecedentes culturales que nos
brinden la posibilidad de saber a qué lector nos dirigimos. Y, sin embargo, acá
estamos, como un Menard posmoderno que opta por la complejidad, que descarta
opciones por sencillas.
Creemos en la palabra como un valor
inalienable, y es por eso que no vamos a mentirnos ni a traicionarnos.
Sostenemos que la necesidad de ser independientes es primordial para defender
nuestras posturas, sea cuales fueren, sin miedo a herir susceptibilidades y
respetando el compromiso con el lector de decir la verdad en cualquier
circunstancia. Pero, fundamentalmente, estamos seguros de que el éxito no
radica en alcanzar la meta sino en recorrer el camino con ética, respeto,
pasión, orgullo, convicción, profesionalismo y honestidad, en tiempos en que
ser honesto es más una virtud que una obligación.
Este es el primer paso de un sueño que
tiene como propósito hacer de nuestra ciudad (principalmente en el aspecto
cultural) un lugar mejor. La posibilidad de elaborar una lista de defectos propios
nos permite confeccionar otra, más pequeña, con un ramillete de virtudes en la que,
entre otras cosas, se destaca que nuestro único compromiso es con el lector. Y
con nadie más.
Hacemos esta revista porque es la
que siempre quisimos leer: en las páginas siguientes (y en las ediciones
posteriores) podrán ver convivir el fútbol con la poesía, la música con la historia,
el cine, la pintura. Estamos convencidos de que existe allí afuera un mar de
almas deseosas de preguntas, de interrogantes que abran puertas a reflexiones
superadoras. Porque pertenecemos a una generación con más dudas que certezas.
Porque no tenemos verdades. Y porque la conciencia de esa búsqueda perpetua,
incansable, quizá utópica, es la que nos hace profundamente libres.
PECES
DE CIUDAD debe leerse siempre bajo esa premisa, sin olvidar jamás las
obligaciones que nos preceden. Porque creemos que no se transforma una sociedad
sin cultura, sin pensamiento, es que intentaremos pensar la cultura desde
nuestra ciudad para nuestra ciudad. Porque sabemos que no podemos cambiar el
mundo, al menos trabajaremos para hacer mejor una parte de él. Porque nacimos
en Varela, queremos retribuirle una parte de lo que ella nos dio: el orgullo de
ser de acá. Porque como dijo Osvaldo Soriano, la memoria, si voraz y violenta,
es una materia exquisita.